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lunes, 20 de febrero de 2012

ESTO ES ... LA LECHE ! ! !

Recuerdo, como si de un sueño se tratase, mis años de infancia transcurridos en Barcelona, donde nací y he vivido siempre ¡Soy un enamorado de mi tierra! Tengo la inmensa dicha, el honor y la gran satisfacción de haber nacido en esta hermosa tierra catalana. Creo que a todo el mundo, sea de donde sea, le ha de pasar lo mismo. Y si no le pasa será porqué es un descastado o un “saborío” como dicen en algunos lugares.

Recuerdo, como si hubiese sido ayer que en mi barrio, el Poblenou, había unos establecimientos denominados lecherías o vaquerías, donde tenían en plena ciudad y de forma muy salubre, cierta cantidad de vacas productoras de leche y de gas metano, aunque entonces esto último el pueblo no lo sabía. ¡Ni las autoridades tampoco¡ ¡Seamos claros¡ Para localizar dichos establecimientos no se tenía que ser ni un Sherlock Holmes, un Harry Callahan, ni un Perry Mason. Solamente se tenía que seguir “la fragancia” que desprendían dichos animales para poder dar con el lugar donde se encontraban ubicados.

La leche… “era la leche” ¡Nunca mejor dicho! Se expendía a granel con unos vasos medidores de hojalata, que ni eran higiénicos, ni estaban homologados, ni autorizados, ni nada de nada que se le pareciese. Si la dependienta era un poco guarra, tenían hasta requesón y olían que alimentaban. Y si no, pregunten a las moscas.


A los de un litro, a lo sumo, les cabían ocho o nueve decilitros y así, hasta llegar al de cuarto de litro o de “petricó”, como se le denominaba en Catalunya, que no llegaba al cuarto de litro, ya que eran solamente 23,5 cl. de medida oficial y que con la medida del lechero, quedaba por unos 2 dl. más o menos.

Había leche de precios distintos, como si la vaca no produjese el mismo tipo de leche siempre. Al parecer y según la hora del día, la leche era más o menos buena. En pocas palabras, que al igual que ahora, había la buena leche y la mala leche. Imperaba, eso si, mucho más la segunda. Parece ser que había vacas de primera, vacas de segunda, vacas de tercera y vacas de tercera regional, además de algunas amateurs y no federadas. Lo que si funcionaba bien y a las mil maravillas, era el grifo del agua corriente o de depósito, según los casos, ya que daba igual la una que la otra, puesto que la calidad del líquido elemento era la misma. Y si fallaban éstas, había la fuente de la calle, que siempre manaba agua.

Ustedes se preguntarán ¿A que viene toda esta disertación? ¡Y yo les contestaré al final del escrito, ya lo verán!

Llevábamos bastante tiempo con una serie de problemas políticos y sociales, que también son la leche y que se encontraban aletargados hasta hace poco, en una especie de largo compás de espera, con el cual ya nos habíamos familiarizado. Parecía como si se esperase la llegada del Mago Merlín para que les diese solución, ya que quién tenía la obligación de solucionarlos no lo hacía. Muy al contrario, no hacía otra cosa que no fuese darle largas al asunto. Parecía que dichos problemas les quemasen las manos como una patata caliente. ¡Y no creo equivocarme ni un ápice al decirlo!
 
En los escasos meses, en que tenemos un nuevo gobierno, ya se ha dado solución a algunos de dichos problemas. Aunque las soluciones, algunas veces, también pueden traer sus problemas. A saber, entre otros:

Se ha solucionado el caso Gurtel. Éste estaba en que si los trajes eran de verano y sin forro o eran de invierno y de pana o bien eran de estambre. El hambre es la que pasa el valenciano (y el que no es valenciano también) que está en paro con una hipoteca por pagar y una familia que alimentar.

Como si de un partido de fútbol se tratase, se resolvió el caso con un resultado de cinco a siete, a favor del equipo local.

También se solucionó el caso de un juez, que estaba pendiente de juicio por haber pegado la formación cutánea, situada en cada parte lateral de la cabeza y que forma parte del oído, en un lugar no adecuado, aunque para algunos, ello fuese del todo procedente, ya que se ha llevado a la práctica en muchas otras ocasiones.


Este partido se solucionó con una goleada, que dio un resultado de once a cero, a favor del equipo visitante. Hacía tiempo que no se veía equipo alguno marcar tantos goles en la portería contraria.
Este partido, puede ser que tenga una segunda vuelta y que en caso de empate, se resuelva con un tercer partido en campo internacional. ¡Ya veremos!

No falta quien dice que, en ambos partidos, los árbitros eran caseros. Pero, se dicen tantas cosas que… ???
Y ya no me extiendo en más casos de los que estaban pendientes, aunque de haberlos  haylos. Ni expreso mi opinión personal sobre los que ya se han resuelto. Yo me reservo la opinión, además como decía mi abuelo, “que cada uno de su capa haga un sayo”.

Ahora paso a otro tema que me preocupa mucho más todavía, sin quitarle por ello importancia a los demás, tanto resueltos como pendientes de resolución. Se trata de que hay muchísima gente a la que no le preocupan en absoluto los problemas políticos o sociales ¡Yo les envidio! ¡Son dignos, todos ellos, de la mayor de las admiraciones! Posiblemente tengan los problemas bien claros en su mente y por eso se dedican a cosas más acuciantes, de mayor relevancia y mucho más necesarias para la sociedad.

Cada día, sobre la una de la tarde, tengo la costumbre de reunirme en un bar con mis amigos y discutir, con ellos, los temas sociales que cada día aparecen en la prensa escrita, que la mayoría de las veces son los mismos del día anterior, pero algo más cargados de bombo, o como se suele decir, con las letras en negrita. ¡Un mero y vulgo  recordatorio de lo de ayer! Como si, a cosa hecha, se hubiesen dejado algo en el tintero.
Siempre pasan cosas nuevas, tanto en sociedad como en política, pero para la prensa hay cosas que, parece ser, es mejor “no meneallas”, no sea caso que perdamos las subvenciones.

Mientras espero la llegada de mis amigos, leo las cartas al director y suelo encontrar escritos bastante elocuentes e interesantes. Concretamente, hay un asunto que últimamente está siendo muy polémico. Y creo que no le faltan motivos para ello, ya que es un tema acuciante, de actualidad, repleto de una esencia social de gran alcance y que no puedo por más que preguntarme ¿Como hemos podido vivir hasta ahora sin haber caído en la cuenta del problema? ¡Problema que está latente en la sociedad, desde hace siglos y que jamás hemos reparado en él!

Dicho problema, está apareciendo en una publicación de la prensa escrita, desde hace un mes o algo más. Día tras día, con cartas de los lectores, en las que unos son detractores del tema y otros lo ensalzan por demás. Parece “La Parrala”, unos dicen que si  y otros dicen que no y no sigo con el resto de la canción porqué, tal como yo la sé, sería un tanto indecoroso el terminarla.

Ello me demuestra que quienes se ocupan de tan magno tema, es porque tienen sumamente superados, o al menos del todo claros, los alarmantes temas sociales, que al resto de los mortales nos preocupan y que estamos viviendo a diario, como son el paro, los recortes en la enseñanza y en la sanidad, el despilfarro político, las subvenciones a compañías aéreas deficitarias y un largo etcétera de acuciantes problemas que al final y como siempre, se palian con el dinero del vulgo contribuyente, que para eso es para lo único que sirve ¡El contribuyente, claro está!

El tema que preocupa y ocupa, durante largas horas en las que les quita el sueño a dichas personas y que es de una actualidad vibrante, de una imperiosa necesidad y que clama una pronta solución, no es otro que el siguiente:

“El fuet tiene que comerse con piel o sin piel”


¡No te fastidia! ¡Como para darse de cabeza contra las paredes! Hemos de tener en cuenta, sin lugar a duda alguna, que el asunto tiene miga  ¡Más que miga, podemos decir que tiene piel! ¡Que el tema es de una trascendencia vital! Que resulta, en tanto no se haga la luz sobre el mismo, que puede ser que, tanto los que lo comen con piel, como los que lo comen sin piel, estén totalmente equivocados. Lo cual puede ser de fatales consecuencias para la humanidad y más para el pueblo catalán, ya que el fuet es un producto autóctono, que tiene su raíz en Catalunya.

Quiero pensar que los productores de embutido, de la Comunitat de Catalunya, deben de tener la producción de fuet paralizada, hasta que no se determine la manera en que se ha de consumir dicho elaborado y que ésta, para bien del consumidor, pueda constar en el etiquetado del producto, junto a la fecha de caducidad.
Es de suponer que dichos debatientes deben estar esperando que, entre las cartas que se publican sobre la temática en cuestión, aparezca una escrita por alguna eminencia sobre el tema fuetil que, al fin, de solución al problema de una vez por todas y ya podamos volver a comer fuet con toda libertad y plena seguridad.
Que el asunto es acuciante, problemático y de sumo interés popular, me lo prueba el que dicha publicación edita las cartas que le llegan sobre el tema, quitando espacio para las que tratan de otros problemas, acuciantes también, pero de evidente menor trascendencia, como pueden ser todos los problemas sociales que en la actualidad vivimos.
Espero una pronta solución para volver a poder comer fuet, ya que ahora no me atrevo a hacerlo, no se dé el caso de que se me atragante la piel o coja una infección en el caso de que no me la tenga que comer o de que no me aproveche o alimente lo necesario, en el caso contrario. No obstante, tengo la vaga impresión de que, sea la solución final la que sea, yo seguiré comiéndome el fuet como me de la gana, o como vulgarmente se dice… “como me salga de los reales cataplines”.

Aquí, con estas simples líneas, daba por terminado éste artículo. Pero… mira por donde acaba de caer en mis manos la Vanguardia del día de hoy, sábado 18 de febrero de 2012 y me doy perfecta cuenta de que dedica las tres páginas centrales de su edición, completas al tema del fuet. Con lo cual ya no son, tan solo, cartas al director, ya es algo más relevante, puesto que la editorial ha tomado partido en el asunto y de manera inequívocamente personal. ¡El tema puede que llegue, incluso, a debatirse en el Parlament! Lo que no sería de extrañar, dadas las circunstancia que rodean el caso y lo mucho que se preocupan nuestros políticos por solucionarnos todos los problemas en los temas de la sanidad.

Leo en la segunda página sobre el tema, el siguiente minititular, “Los expertos recomiendan quitar la piel si es sintética: si es de tripa natural que cada cual haga lo que quiera” ¡Pero que es esto! ¡Seamos serios! ¿Qué expertos son estos, que no me dan solución alguna en el segundo caso y lo dejan a mi libre albedrío? Para estas soluciones, que no me digan nada, ya que siempre he hecho lo que he creído conveniente, como la mayoría de los mortales y me he plantado hasta ahora, después de haber sobrevivido toda una posguerra, puesto que nací en el 1940. Tiempo en el que nos hubiésemos dado de hostias para poder coger un buen trozo de fuet. Y lo que menos nos hubiese preocupado, de poder conseguirlo, habría sido si la piel que lo envolvía era comestible o no ¡No te fastidia el problema! ¡Serán tiquismiquis! ¿O es que nos toman por burros y unos perfectos imbéciles¿ ¡Yo tiendo a inclinarme por esto último!

Saliéndose momentáneamente del tema, el artículo también esboza si el papel del portarrollos (supongo del WC) debe colgar por fuera o por dentro. ¡Ya tenemos otro problema y además de los gordos! ¡Que más da! ¿Es que uno no se podrá limpiar el culo igual, esté colgando el papel por un lado o lo esté por el otro? ¿Tan problemático es alargar la mano para cogerlo si cuelga por detrás? ¡Se puede ser tan imbécil y perezoso! ¡El asunto es que dispongamos del papel, que en muchos establecimientos no tienen la precaución de reponerlo!
Ahora, si esto último se ha dejado caer como otro posible futuro tema de debate… ahí me ya me callo. El fuet no lo comerá todo el mundo, pero el limpiarse las posaderas después de haber usado el WC, esto ya es otro cantar. Culo tenemos todos, con lo cual el tema puede dar mucho más de si que el del fuet. Puede salir hasta quién diga que, para el evento, usa papel de lija ¡Viendo las mentalidades que pululan por la faz de la Tierra, tampoco me extrañaría demasiado!

Dice el reportaje que, el problema del fuet, empezó con la carta de un suscriptor que se quejaba de que en el bar donde iba a desayunar, cada vez las lonchas del fuet eran más finas. Bien, pues yo, en este caso no me tomo la molestia de escribir una carta, que en principio no se si me la publicarán o no y me llevará un tiempo precioso. Hablo con el dueño del establecimiento, le planto el tema abiertamente y si no se aplica al cuento, me marcho con la música y mi dinero a otra parte ¡Será por bares! ¡Faltaría más!

Sigue diciendo que, un redactor comenta el día siete: “lo que el fuet podría dar de si y las cuestiones que se podrían debatir sobre el embutido”. Resumiendo, que parecen haber encontrado un filón para llenar papel sin tener que hablar de los problemas sociales que tenemos. Del fuet podemos pasar a la mortadela, de ésta al espetec, la somalla y tras pasar por tantos otros productos del cerdo, acabar hablando de los chorizos de elaboración artesanal, se entiende, porque de los otros que son los que más nos perjudican y que muchas veces nos los venden envueltos en  piel de cordero, no se dice nunca ni esta boca es mía ¡Pero de pelarlos nada de nada!!!

En fin, no pienso extenderme más en un tema que considero totalmente intrascendente y banal, ya que pienso que quien tiene tiempo sobrado para hacerlo, es porqué no tiene otros problemas mayores, o que de tenerlos quiere evadirse de ellos. Lo que si considero vergonzoso es que un periódico, como el enunciado, pierda el tiempo en ello y llegue a dedicarle tres páginas al tema. ¡En tiempos de posguerra me hubiese gustado verlos a todos frente a un trozo de fuet! ¡A ver quien era el guapo que perdía el tiempo pelándolo! ¡La de hostias que se hubiesen dado para poder cogerlo!

Yo no pensaba, ni remotamente, publicar el nombre del periódico que editaba las cartas sobre la temática del fuet (para no hacerle propaganda gratuita) pero ahora me he visto un tanto obligado a ello, toda vez que, dada la implicación que la editorial ha tomado sobre la polémica, tomando cartas propias en el asunto, mi conciencia me ha aconsejado que diga el nombre de la publicación. Y si para alguien le ha pasado de largo, ya que lo he dicho antes, aquí lo repito ¡Ha sido y es… la Vanguardia! ¡De pena! ¿Con lo que cuesta el comprarla? ¡Ni más ni menos que 1.20 €, que es lo equivalente a 200 de las antiguas pesetas! ¡Además estando subvencionada! ¡Para que me pongan la piel del fuet como tema acuciante o de interés nacional! 

¡Simplemente… una verdadera vergüenza¡¡¡
 
Ahora, tan solo me resta decir a todos los implicados en el tema fuet, que si encuentran otro tema de debate, que pueda ser tan útil para la sociedad como el del fuet, como podrían ser, por ejemplo: la sanidad, la enseñanza y un largo etcétera de problemas actuales, sean tan fervientes al debatirlo como lo han sido con el fuet y quizás, al final, también se implique la prensa y podamos llegar todos a buen puerto.
Y ahora volviendo al tema del principio, o sea el de la leche, les diré que todavía existe más de una calidad de leche ¡Concretamente, todavía sigue habiendo dos clases!
       
   ¡La buena leche y la mala leche!

La primera es la mejor de todas y la dan las vacas, pero abunda mucho más la segunda, que puede aflorar en cualquier lugar de la sociedad y por cualquier motivo. Hay quien se atreve a decir, por referencias y sin haber leído todavía éste escrito, que de la última yo tengo bastante y… me parece que no va muy desencaminado.

Adiós, ahora me marcho a ver las noticias y a consultarlas con la almohada para sacar nuevas conclusiones, ya volveré cuando las tenga.

Manel M.