Un sindicato
se define en los diccionarios y por la RAE, por una asociación de trabajadores que se constituye para
defender los intereses sociales, económicos y profesionales vinculados a la
actividad laboral de sus integrantes. Se trata de organizaciones democráticas
que se encargan de negociar las condiciones de contratación con los
empleadores. Representa a sus afiliados como una organización obrera que los defiende
en sus intereses de clase y desarrolla las negociaciones colectivas con las empresas. O sea, es en
definitiva una asociación libre de individuos, a los cuales une su relación
salarial. Tiene dos contrincantes muy duros e irreconciliables con su esencia
en teoría no manipulable, como son la patronal y el Estado.
Y uno se
pregunta hoy de dónde provienen sus enormes finanzas ya que el porcentaje de
afiliación es ridículo. Las cifras ingresadas por sus cotizantes, no son ni
evaluables y sin embargo vemos a miles de «liberados» del cruel trabajo de los
demás mortales y que están a sueldo sindical, unos 300.000, lo que significa
que hay un representante de los trabajadores por cada 39 empleados en las empresas
españolas. En la segunda mitad del siglo XIX y en el primer tercio del XX,
cuando en Europa especialmente existieron sindicatos de verdad, o sea
autofinanciados por sus afiliados, a aquellas bandas de sinvergüenzas que
cobraban de la patronal o del Estado se les llamaba esquiroles. Por esa razón
debemos entender que la financiación ha crecido enormemente y que estamos
tratando con sindicatos de esquiroles financiados por las empresas y el Estado.
Está pero que muy claro. Lo que es lo mismo, fondos públicos que salen de
nuestros bolsillos. Los sindicatos, los grandes sindicatos al menos, son hoy
más fuertes que un ministerio. Regido por quienes nunca trabajaron. Sometidos a
la ley del esquirol: ser fiel al amo que paga. La caradura que gastan es
inimaginable. Estos sindicatos son los que cantan en Rodiezmo todos los años ¡Arriba
los pobres del mundo - En pie los esclavos sin pan! (Cándido Méndez (UGT) e
Ignacio Fernández Toxo(CC.OO.)). Sin embargo con sus actos del día a día, dejan
a los pobres que sean más pobres, mientras que ellos bien que tienen sus
sueldos garantizados.
La financiación de los sindicatos por el Estado es la máxima corrupción que puede suceder en un país, es joder al trabajador con aquellos que deberían defender sus intereses. En política siempre hay corrupción, pero que sea en estas esferas trata al ciudadano trabajador como una marioneta, le impone sus exigencias a la fuerza sin que se dé cuenta, transforma al productor en un siervo sin ideas, alguien que no sea nada ni nadie. Estas verdaderas mafias que son los sindicatos no tienen suficiente y exigen cobrar cantidades. La crisis está enviando al paro y fuera del mercado laboral a 6.000 personas diarias, y ya estamos llegando a los cinco millones de parados. En este contexto lo normal sería que los sindicatos estuvieran en pie de guerra y se enfrentaran al Gobierno, que espolearan a las empresas para crear puestos de trabajo y reclamándoles que adoptaran medidas y reformas para evitar este desastre. Sin embargo callan y bien calladitos, solo hay que ver que piensa el sindicalista Fernández Toxo que tiene pánico a que se origina una huelga general, que considera que "no sería oportuna".
Uno de los secretos mejor guardados desde el comienzo de la transición
política ha sido la financiación de las organizaciones sindicales. Los
sindicatos, tan dispuestos siempre a exigir transparencia a las empresas, a los
organismos e instituciones, llevan más de 30 años ocultando sus finanzas. A ellos no les afecta la crisis gracias al dinero
que les dan los contribuyentes a través del Ministerio de Trabajo. CCOO y UGT
recibieron casi 16 millones de euros en 2008, 2009, 2010 y también este año,
cifra que ha ido aumentando. Con esta partida de fondos públicos es difícil que
los sindicatos se enfrenten al Gobierno. Aunque estos dos sindicatos son los que más fondos han
recibido, no son los únicos
que financian los ciudadanos con su trabajo diario pero comparados son
abismales. Entre los que más ayudas lograron destacan el sindicato vasco ELA que
percibió 513.000 euros, la Unión Sindical Obrera (USO) 499.000, el sindicato de
funcionarios CSI-CSIF 376.000, el gallego CIG 299.000, el vasco LAB 230.000, la
CGT 213.000 euros.etc…, la lista es interminable. Los sindicatos se remiten a las cifras publicadas en
los Presupuestos Generales del Estado y en el BOE, pero aseguran no tener
computado el total de subvenciones recibidas. El dato existirá, pero llevaría
mucho trabajo, pues hay que mirar todas las federaciones, todas las
organizaciones, que llevan distinto CIF… Por lo que es evidente que las
cuantías recibidas son mayores.
El
Ministerio de Trabajo financia por una doble vía a las centrales sindicales. Una partida presupuestaria destinada a la financiación basada en la
representatividad, que se adquiere con el 10% del resultado electoral en las
centrales de ámbito nacional, según los resultados globales obtenidos en
elecciones sindicales legalmente convocadas. Su destino es vago e
indeterminado: actividades de carácter sindical. Hay una segunda
partida, que se destina a compensación económica por participación de centrales
sindicales y organizaciones empresariales en los órganos consultivos centrales
y territoriales del Ministerio de Trabajo e Inmigración, de las CCAA, el INSS, el
INEM, del CES, de sus
organismos autónomos y de las entidades gestoras de la Seguridad Social. La complejidad
organizativa de los sindicatos, con aparatos centrales y estructuras
territoriales descentralizadas, superpuestas a las sectoriales, hace muy difícil el seguimiento de los
fondos y el objetivo de conocer una cifra, siquiera aproximada, del dinero
que manejan. La trama de subvenciones y pagos
en especie diferentes administraciones y otras instituciones crean un
agujero negro que nadie de fuera de los mandos puede controlar.
Hay
que hacer un poco de ejercicio en la memoria para entender toda esta corrupción
actual pues los sindicatos tienen un historial que es francamente delictivo
aunque muy impune. Ya en 1990 CCOO y UGT firmaron el III Convenio de
la Administración con un pacto adicional (no publicado en el BOE) en el que se
fijaba para el futuro una subvención fija de un millón de pesetas anuales.
También se sabe que cobraron por los ajustes en SKF, Elcano e Iberia, etc... En 1993 Cándido
Méndez, (UGT) obtuvo un aval por valor de 5.600 millones de pesetas, para la Cooperativa de Viviendas PSV-IGS, ( el
mayor engaño a los trabajadores que haya ocurrido jamás, con el dinero de
20.000 familias para comprar pisos, UGT invirtió más de 15.000 millones de
pesetas en operaciones ajenas a construir viviendas) desplazando al hasta entonces dirigente Nicolás Redondo del poder. En
febrero de 1995, otro escándalo sindical: el del
cobro de "servicios sindicales" a las empresas que realizan ajustes
laborales. Estos pagos son para “asesorar y negociar” planes de viabilidad
empresarial. Los trabajadores afectados desconocen la existencia de estos pagos
y su cuantía. Otro gran engaño a los trabajadores. Vaya traiciones a los
compañeros no! A finales de los 80 y en la década de los 90, los sindicatos crearon sociedades cooperativas de gestión muy opaca que formaban aseguradoras, agencias de viajes, gestión de fondos de pensiones y construcción de viviendas. Estas empresas pasaron a servir en la gestión de prejubilaciones, planes de vacaciones, etc… pactados con los grandes grupos como Endesa, Correos o Telefónica, moviendo un gran capital de dinero y estableciendo importantes vínculos económicos con las mismas, acentuando la corrupción interna en su labor sindical. Actualmente se reparten con la patronal hasta un 80 % de las ayudas a formación. Estos fondos surgen de las nóminas de todos los trabajadores. CC.OO.y la UGT, hace poco reclamaron que se anulasen las cláusulas que en determinados convenios colectivos limitan o impiden la contratación a través de las empresas de trabajo temporal (ETT) apostando por la precariedad y la explotación del trabajador. Los sindicatos mayoritarios también tienen la costumbre de intentar destrozar las asambleas de los trabajadores que no pueden controlar así como a escapan a su control y a los sindicatos que no hacen lo que ellos ordenan. Por ejemplo la empresa Clece S.A.A de Sevilla en la que el personal de servicio de tierra del AVE con RENFE está en conflicto, y en el que la totalidad de los trabajadores están afiliados a CNT, CCOO negaba los derechos legítimos del Sindicato anarquista para participar en las negociaciones, y presionó para que los posibles acuerdos quedasen en manos de sus liberados en el sector ferroviario, cosa que afortunadamente para los trabajadores no consiguió.
Estos sindicatos mayoritarios actúan como empresas utilizando su poder político para enriquecerse. No hace mucho han elaborado el plan de pensiones de los funcionarios del Estado, una concesión que afecta a 530.000 funcionarios. Se creó una comisión expresa en la que 8 de los 22 miembros eran de estos dos sindicatos y el resto de una empresa gestora, de la que CCOO y UGT tienen el 30% de las acciones. Esta maniobra no solamente es inmoral sino ilegal si tenemos en cuenta que la concesión estaba sujeta a la Ley de Contratos de las Administraciones Publicas. Pero manda quien manda.
Bien, está
claro que estamos ante un delito continuado contra la comunidad trabajadora
honrada que ni siquiera puede defenderse de los abusos que practican estos
elementos sindicales, incluyendo sus comilonas a puerta cerrada en lujosos
restaurantes con los empresarios y políticos que les pagan. En esas ocasiones
tengo entendido que pagan ellos, aunque a 90 días como mínimo, por aquello de
los intereses bancarios.
Es otra de
las grandes vergüenzas de nuestro país en los que la justicia también mira
hacia otro lado, y es que los jueces también tienen que protegerse, supongo, de
esos energúmenos mafiosos que llevan el “negocio sindical”. La pregunta es:
sindicatos… para quién? Y sobre todo porque? Porqué con mis impuestos el Estado
les paga sus desmanes? Nadie les ha autorizado jamás y eso supera la ley.
Jordi M.
Jordi M.
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